Si bien hace 13 años AVANZA Inclusión inicia su trabajo con personas con discapacidad, desde 2021 amplía su alcance con otros colectivos en riesgo de exclusión social, como lo son las personas en proceso de recuperación por consumo, las personas en situación de calle, y próximamente la población postpenitenciaria.
El colectivo de la población postpenitenciaria abarca a aquellos que han completado condenas en centros penitenciarios, así como quienes han obtenido libertad condicional o indultos. Estas personas enfrentan desafíos significativos en términos de reintegración social y laboral.
Esta expansión de trabajo hacia este colectivo surge como respuesta a la falta de atención programática que aborde sus necesidades de desarrollo personal, educación y oportunidades laborales.
Esta necesidad se vuelve aún más tangible al considerar que el riesgo de reincidencia es del 63% aproximadamente, cuando las personas egresan del sistema penitenciario sin haber recibido una capacitación, escolarización ni oportunidades laborales. Sin embargo, cuando las personas cuentan con estos acompañamientos, ese porcentaje disminuye significativamente a un 7,3%.
Evelyn Contreras, directora de Incidencia de AVANZA Inclusión, señala que “la población postpenitenciaria a menudo enfrenta el estigma y numerosas barreras al intentar reinsertarse en la vida social y laboral”.
“El abordaje de personas que han cumplido condena es una realidad que ya está dentro de AVANZA Inclusión a través de otros programas que estamos ejecutando. Esto se debe a la interseccionalidad que existe con participantes que tienen antecedentes penales y que buscan inclusión social y laboral”, comenta Evelyn.
Esta iniciativa evidencia el alcance del trabajo de AVANZA Inclusión en materia de inclusión sociolaboral. «Nuestra experiencia de más de una década en la inclusión de personas con discapacidad nos brinda una perspectiva enriquecedora, y la posibilidad de aplicar ese conocimiento para respaldar a grupos que enfrentan retos similares en términos de estigmatización y limitadas oportunidades», agrega la directora de Incidencia.
“Es un público complejo y que carga con mucho estigma, en especial en este tiempo en que hemos sido testigos de un creciente temor por la delincuencia. En ese sentido, es importante recalcar que hablar de inclusión social y laboral es, a la vez, hablar de seguridad pública, porque existe evidencia de que una persona que completa estudios y tiene opciones laborales reales, refuerza su compromiso de alejarse del mundo delictual, y a eso apostamos como organización», señala Evelyn.
“Además del estigma constante por parte de la sociedad, también está la falta de oportunidades previas. Existen muchas personas que no han planeado delinquir, y simplemente han tenido una trayectoria vital de mucha vulnerabilidad (sin familias, sin oportunidades educativas, sin sus necesidades cubiertas, etc.). Eso constituye una forma de enfrentarse a los desafíos vitales desde autoestima baja, muchas inseguridades y pocas proyecciones. En el mejor de los casos, cuando alguien que ha estado vinculado a la delincuencia se propone nuevos desafíos personales (educativos y laborales, por ejemplo), el mismo estigma es el que les cierra las puertas», concluye.
De esta manera, AVANZA Inclusión continúa colaborando con colectivos en riesgo de exclusión social, conectando con personas que a menudo deben superar la doble barrera de discriminación. Esto es evidente en el caso de este colectivo, que no sólo enfrenta las adversidades de la sociedad, sino que también debe lidiar con los prejuicios asociados a haber cumplido condena.
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