Hoy, como cada 8 de marzo, conmemoramos la lucha histórica de las mujeres en el mundo por la igualdad de derechos, entendiendo que aún nos queda mucho por seguir deconstruyendo para que las oportunidades sociales sean equitativas.
La construcción social de ser mujer incorpora consigo un conjunto de prácticas, creencias, representaciones y percepciones sociales que, en términos generales, polariza las ideas de ser hombre y ser mujer, asignando a esta última un rol cuidador que pareciera no productivo, pero que a su vez es esencial en la sociedad.
Según el estudio titulado “Feminización del cuidado y personas con discapacidad”, del Servicio Nacional de la Discapacidad, SENADIS, el rol cuidador es asumido socialmente como un deber natural, e incluso como un deber propio del género femenino, en atención al sexo biológico, y cuya importancia simbólica no es reconocida en la sociedad y por lo tanto, no se cuenta como experiencia significativa en el mercado laboral.
Con dichos antecedentes, existen muchas mujeres que no se suman o abandonan sus espacios laborales para ejercer este rol cuidador que, al no tener regulación ni reconocimiento, puede implicar jornadas más largas que las aceptadas en un trabajo regular, sin recibir retribución económica alguna o buscando paralelamente trabajos informales que se acomoden a estas extensas jornadas, y que las ayuden a sustentar económicamente su hogar; en ambos casos teniendo un impacto económico no sólo para ellas, sino que también para la familia completa.
El mismo estudio señala que, en el caso de las personas con discapacidad, y particularmente en el caso de las personas en situación de dependencia, son principalmente miembros de la familia quienes se hacen cargo del rol de cuidados (94%), siendo mujeres familiares las que finalmente prestan la asistencia y apoyos requeridos, situación expresada también en cifras de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica (CASEN) del año 2017, que señala que el 68% de las personas cuidadoras son mujeres y el 32% restante son hombres.
Ya en otras ocasiones hemos hecho referencia a las cifras de contratación de personas con discapacidad. Según el Informe de evaluación sobre la implementación y aplicación de la Ley N°21.015, el 63.8% de los trabajadores con contratos vigentes bajo dicha ley corresponden a hombres, mientras que las mujeres sólo tienen un 36.2% de contratos vigentes registrados, es decir, prácticamente la mitad, pese a que las cifras de mujeres (con y sin discapacidad) corresponden a un 52.4% de la población (Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, 2019)
Adicionalmente, la brecha salarial de género es del 41% para las mujeres con discapacidad leve o moderada, de un 24% para las que tienen un grado de discapacidad severa y de un 28% para las mujeres sin discapacidad (SENADIS, 2017).
Nos parece relevante visibilizar que la inequidad en la que hemos vivido las mujeres, tanto en el acceso como el desarrollo laboral, se acentúa cuando se suma la condición discapacidad, y que igualmente sucede con otras características como el ser migrante, identificarse como parte de la diversidad sexual o cualquier otra que ponga a las personas en situación de riesgo de exclusión social, presentándose una doble discriminación. Esta suma de características es conocida como interseccionalidad.
Hoy más que nunca creemos que la construcción social de ser mujer debe ir actualizándose, reconociendo también las labores de cuidado como algo no exclusivo del género, sino que como un trabajo que merece, al igual que todos, protección y reconocimiento social.
Sabemos que la lucha por los derechos de las mujeres se mantiene vigente y recalcamos la importancia de trabajar articuladamente y con una perspectiva de interseccionalidad, para seguir avanzando como sociedad y disminuyendo las brechas de género existentes en diferentes ámbitos de la participación social.
Evelyn Contreras Schultz
Directora de Incidencia AVANZA Inclusión.
Ref:
Servicio Nacional de la Discapacidad (2017). Discapacidad y trabajo: Contexto para la nueva Ley N° 21.015 de Inclusión Laboral en Chile. Departamento de Estudios.
Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género (2019). “Caracterización de la mujer en Chile (CASEN 2017)”.
Servicio Nacional de la Discapacidad, Departamento de Estudios (2019). Feminización del cuidado y personas con discapacidad. Diagnóstico desde fuentes y registros administrativos.